El gol que salvó una vida.
Javier "El Pupi" Zanetti es un jugador de fútbol, ya retirado, que se convirtió en uno de los jugadores con más partidos disputados con la Selección Argentina, acumulando más de 140 presencias con el combinado nacional; pero su vínculo con el equipo de Argentina tiene una historia muy particular ya que, sin saberlo en aquel momento, gracias a un gol suyo se salvó la vida de un individuo que podía haber muerto en un atentado.
Cuatro años después de su debut internacional, el lateral derecho argentino fue convocado por el seleccionador Daniel "El Káiser" Pasarella para participar en el Mundial de Francia de 1998. Para Zanetti, no sólo fue un momento que marcó su vida profesional, por ser su primera participación en un certamen mundialista, sino que también incidió en el plano personal, por un hecho que trascendió lo meramente deportivo.
El 30 de Junio de 1998 Argentina se enfrentó con Inglaterra en los octavos de final del campeonato, en lo que fue un encuentro muy especial marcado, tanto por el conflicto bélico que había enfrentado a la Argentina y el Reino Unido en 1982, como por el recuerdo de la mano de Dios y del mejor gol de todos los tiempos del encuentro entra ambas selecciones disputado en 1986.
El partido comenzó a favor de los sudamericanos con un gol marcado por Gabriel "Batigol" Batistuta, pero al poco tiempo los europeos lograron el empate con un tanto de Michael Owen y más tarde se pusieron por delante gracias a un penalti anotado por Alan Shearer, dando la vuelta al marcador. Cuando parecía que las cosas se ponían cuesta arriba para los argentinos, en una jugada de pizarra, Zanetti igualó el encuentro. Fue mediante una jugada de falta ensayada, en la que Juan Sebastián "La Brujita" Verón engañó a sus rivales, y en vez de disparar a puerta, le pasó la pelota a Zanetti, quién en solitario remató e incrustó la pelota en el fondo de la portería inglesa antes de que finalizara el primer tiempo.
A poco más de 1.700 kilómetros del estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Éttiene, en la ciudad polaca de Zsdlowiec, Narek Kopaczen, un fiscal polaco y apasionado del fútbol, se encontraba en su casa viendo el partido. Hombre de costumbres, tenía previsto ir a estacionar su automóvil al aparcamiento de la comisaría de policía cercana a su residencia, como hacía cada día, pero tras el gol de Zanetti optó por continuar observando lo que estaba siendo un trepidante encuentro. Mientras veía en su domicilio el segundo tiempo del partido Narek Kopaczen se sobresaltó por un ruido muy fuerte que venía desde afuera. Se asomó por la venta y observó cómo su auto se consumía por el fuego.
Es que el polaco por aquel entonces se encontraba investigando a una peligrosa banda de delincuentes que se dedicaba a extorsionar a los ciudadanos y por eso sufrió un atentado. Al tiempo reconoció que ese gol le salvó la vida. La investigación desveló que la bomba llevaba un temporizador para explotar a la misma hora que el fiscal solía llevar cada día su coche a estacionar a la comisaría. Tiempo después, Kopaczen le envió una carta al jugador argentino en forma de agradecimiento.
Por cierto, el partido terminó empatado, lo que obligó a jugar la prórroga y luego la tanda de penaltis, que acabó con el triunfo de Argentina, aunque el resultado del encuentro seguramente le importó bien poco al bueno de Narek Kopaczen, al que un gol logró salvarle la vida.
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