La leyenda de Tittyshev.

     Steve Davies, cuando solo era un niño, se hizo aficionado del West Ham tras ver a aquel equipo ganar la final de la FA Cup de 1975 ante el Fulham. Desde ese instante se convirtió en un aficionado incondicional del conjunto londinense.

    Era una tarde del mes de Julio de 1994 y el West Ham se desplazó hasta Marston, cerca de Oxford, para disputar un partido amistoso contra el Oxford City. Steve Davies no solía perderse ni un solo partido de los hammers y aquella tarde acudió junto a unos amigos al partido de pretemporada.

    La primera parte del West Ham no fue muy buena y Steve se encargó de recordárselo a voces a los jugadores y, especialmente, al delantero Lee Chapman, que fue el objetivo de Steve durante toda la primera mitad, cada vez que malograba una acción. En el Court Place Farm, el vetusto y coqueto estadio del modesto Oxford City, con una capacidad para aproximadamente 2.000 personas, en el que además había poca gente, los gritos de cualquier aficionado se escuchaban perfectamente.

    El West Ham iba ganando por la mínima frente a un rival de regional y las numerosas lesiones en las filas del conjunto londinense provocaron que Harry Redknapp ya hubiera agotado los cambios disponibles y se hubiera quedado sin suplentes cuando su delantero Lee Chapman cayó lesionado.

    Entonces Harry se acercó a la valla y le pregunto a aquel aficionado que no había parado de increpar a su delantero durante todo el encuentro parte si creía que podría jugar mejor que Chapman, a lo que Steve respondió rotundamente que por supuesto, de modo que el entrenador le ofreció la oportunidad de disputar el resto del encuentro, oferta que el hincha aceptó sin dudar.

    Steve acompaño al utillero hasta el vestuario, le dieron unas botas de su número de pie, un pantalón de su talla y se puso la camiseta con el número 3 y cumplió el sueño de todo aficionado: jugar un partido junto a sus ídolos. Antes de saltar al terreno de juego Redknapp le preguntó que de qué jugaba. Él era defensa, pero pensó que para una vez que iba a jugar con el West Ham sería mejor hacerlo cerca de la portería rival, así que mintió al técnico, y le respondió que de delantero.

    Los amigos de Steve y todo el estadio reían por sus pocas pintas de futbolista. El speaker del estadio, ante el desconocimiento de quién era ése jugador se acercó hasta el míster del West Ham para averiguar la identidad de aquel jugador, a lo que Redknapp respondió: “¿Es que no has visto el Mundial? ¡Es Tittyshev, el búlgaro!”. De este modo Steve fue  presentado por la megafonía con el apodo de Tittyshev, el “Matador” búlgaro.



    Por si no fuera suficiente jugar con su equipo a Steve se le ocurrió marcar un gol. Era el minuto 71 de encuentro cuando, algo cansado, se encontró con un magnífico pase de Matty Holmes que lo dejaba solo ante el portero. Steve fusiló al guardameta del Oxford City y la coló por la escuadra anotando el cuarto tanto del encuentro. Steve corrió como un loco hasta que cayó en la cuenta de que el árbitro del partido había anulado su tanto por fuera de juego.

    Aquella fue la primera y última vez que Steve Davies vistió la camiseta de su querido West Ham, pero cumplió el sueño de todo aficionado de jugar para el equipo de su vida. A Steve ni siquiera le importó demasiado que le anularan su gol, él había logrado meterla entre los tres palos luciendo los colores de su equipo.

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